Efrén Alemán García. Periodista, traductor y escritor/ ARTÍCULO DE OPINIÓN
¿Sexo o género? Resulta cada vez más frecuente escuchar a la gente —incluso a quienes se consideran parte de la disidencia— emplear el término “género” como sinónimo del sexo biológico. Si nos atenemos a la tercera acepción que nos brinda el diccionario de la RAE, podemos apreciar que se trata de un craso error. Veamos la definición en su tenor exacto: “grupo al que pertenecen los seres humanos de cada sexo entendido este desde un punto de vista sociocultural en lugar de exclusivamente biológico”.
Una Agenda 2030 que, tras sus maravillosos colorines y sus 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible en cuya lectura cualquiera de nosotros podría quedar encandilado, avanza a pasos agigantados hacia la destrucción de todo lo que conocemos y la civilización tal y como la hemos vivido, y que parece no tener freno. Más aún, cuando la mayoría de los supuestos disidentes siguen empleando este mismo término para hablar de conceptos como los “roles de género”, entre otras necedades, sin contar aquella ocasión en la que un chaval de instituto supuestamente rebatía a su profesora de Biología al decirle que solo existían “dos géneros”, una afirmación totalmente errada, porque la ONU, atendiendo al retoño que ellos mismos han concebido, asevera que existen más de un centenar. Con toda la razón, porque el género no tiene nada que ver con el sexo biológico. Es su constructo y pueden moldearlo como quieran, le pese a quien le pese.
Así pues, llegados a este punto, cabe plantearse la siguiente cuestión: ¿acaso nos podemos considerar disidentes en esta materia cuando empleamos los mismos términos con los que los mandamases entre bambalinas del mundo nos manipulan? Soy de la opinión de que debemos realizar un análisis concienzudo e introspectivo a la hora de sopesar qué lenguaje estamos utilizando y por qué.
Si se supone que vamos a contracorriente del sistema, ¿cómo es posible que empleemos los mismos términos que tratan de imponernos? ¿no estaremos también dormidos en una matrix diferente, pero igualmente dormidos? No se puede decir que se va en la dirección contraria del sistema opresor y, al mismo tiempo, guiarse por sus directrices cuando nos conviene conformar un discurso con una retórica determinada. Aunque la mayoría lo use, porque eso sería seguir incurriendo en el pensamiento gregario y no querer salirse de la pecera. Hay que plantarse de una vez y hablar con claridad. ¿Sexo o género? Desde luego, si nos ceñimos a la biología, hablemos de sexo. El género dejémoslo para otros.
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El castellano es la lengua española oficial del Estado. Todos los españoles tienen el deber de conocerla y el derecho a usarla. Las demás lenguas españolas serán también oficiales en las respectivas Comunidades Autónomas de acuerdo con sus Estatutos.
Cuidar y preservar el uso del castellano
Cuidar y preservar el uso del castellano, como lengua oficial de España y una de las lenguas más habladas del mundo, conlleva tanto beneficios como deberes. Aquí te expongo algunos de ellos:
- Preservación cultural: El castellano es un componente fundamental del patrimonio cultural español. Mantener su pureza y riqueza lingüística ayuda a conservar la identidad y la historia de los pueblos hispanohablantes.
- Comunicación efectiva: Un buen dominio del castellano facilita la comunicación clara y precisa entre millones de personas en todo el mundo, lo que es esencial para la educación, la ciencia, el comercio y la diplomacia.
- Acceso a la literatura y al conocimiento: El castellano es la lengua en la que se han escrito numerosas obras literarias, científicas y filosóficas de gran relevancia. Cuidar la lengua garantiza que estas obras sigan siendo accesibles y comprensibles para las futuras generaciones.
- Unidad y cohesión social: En un país multilingüe como España, el castellano actúa como un idioma común que une a personas de diferentes regiones y culturas, favoreciendo la cohesión social y el entendimiento mutuo.
- Influencia global: El castellano es la segunda lengua más hablada en el mundo por número de hablantes nativos. Cuidar su uso contribuye a mantener y aumentar su influencia en el ámbito global.
- Uso correcto y respetuoso: Es responsabilidad de los hablantes utilizar el castellano de manera correcta, evitando deformaciones innecesarias y promoviendo un lenguaje claro, preciso y respetuoso.
- Fomento de la enseñanza: Promover la enseñanza del castellano, tanto en España como en otros países, es esencial para su difusión y preservación. Esto incluye apoyar la alfabetización y el acceso a la educación en castellano.
- Protección de su pureza: Los hablantes deben ser conscientes de la importancia de evitar la degradación del idioma, resistiendo la influencia de modismos o préstamos innecesarios que puedan empobrecer su riqueza lingüística.
- Adaptación y evolución consciente: El castellano, como cualquier lengua, evoluciona con el tiempo. Es un deber adaptarse a los cambios, pero también asegurarse de que estas adaptaciones sean coherentes con la naturaleza y estructura del idioma.
Promoción de la diversidad lingüística: Aunque el castellano es la lengua común, es también un deber respetar y promover las lenguas cooficiales y dialectos, entendiendo que todas las lenguas de España forman parte de su riqueza cultural.
Cuidar el castellano no solo beneficia a los hablantes, sino que también implica una responsabilidad colectiva para asegurar su futuro y su relevancia en el mundo.
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