Prácticamente nadie pone en duda el efecto terapéutico de la música, pero más allá de esa idea, existe una disciplina con la que ya se trabaja desde hace años en algunos hospitales, la musicoterapia, que ahora presenta una alternativa clara para trabajar con los afectados por el coronavirus y tratar de paliar las diferentes secuelas que deja en las personas.
"No se trata de ir a cantar un día a una planta de un hospital, que está bien, pero no es eso", ha subrayado David Gamella, uno de los principales expertos españoles en musicoterapia, docente de esta disciplina en la Universidad Internacional de La Rioja (UNIR) y coordinador de musicoterapia en la UCI de adultos del Hospital de La Paz en Madrid.
Su trabajo en el Hospital de La Paz es el que le ha permitido mostrar a muchos especialistas médicos los "efectos terapéuticos" de la música con una base científica y teórica, en especial "con los enfermos que están peor" en la UCI.
Además, terapeutas musicales trabajan también en la mejora de la psicomotricidad con ancianos y con niños con autismo "a los que el confinamiento también les interrumpió este tratamiento" aunque "hemos tratado de adaptar los métodos de trabajo a lo que sí se podía hacer" que era trabajar con música a través de internet.
"Ahora estamos en un momento de volver a empezar, para recuperar el trabajo hecho antes e interrumpido en las unidades hospitalarias y en otras como las de esos niños", ha incidido Gamella, que considera que tanto en su caso como en el otras terapias que trabajan en el ámbito de la salud "se podría haber buscado alguna alternativa, algún protocolo para no tener que parar del todo".
"Se piensa que la musicoterapia es tocar música y cantar, incluso gritar, pero lo que se hace es buscar una música y adaptarla a las necesidades del paciente, para su estímulo, y hay veces que con dos acordes es suficiente, pero hay que saber cuales son", ha incidido.
Para ello mantienen reuniones con el equipo médico, sobre la situación de cada paciente, y diseñan un protocolo de estímulo para cada uno "con sus propios objetivos terapéuticos" que se actualizan "en base a las reacciones que vamos obteniendo".
"La música es uno de los estímulos que implican a más regiones cerebrales a la vez", explica, e incide en cómo al escuchar una pieza musical "se implica la parte del cerebro que controla el movimiento, por el ritmo, la zona prefrontral, por la melodía, y las regiones que controlan el lenguaje, si tiene letra" al margen de "trabajar la memoria, si a quien escucha le lleva a un recuerdo".
Así, la música adecuada "puede ayudar al resto de tratamientos, si se usa con criterio" y "en una situación como la que causa la COVID-19, que deja secuelas muy diferentes podemos trabajar en la recuperación de muchas personas" que han visto afectada su movilidad o en las que sufren dificultades respiratorias".
De hecho, en su trabajo, ha precisado, llegan a probar con cada paciente qué estímulos musicales son los que activan cada parte del organismo de un enfermo "incluso aunque ellos no se den cuenta" ya que "pueden llegar a respirar de una forma diferente cuando escuchan algo que les evoca un sentimiento de tranquilidad, por ejemplo".
Además, Gamella ha reclamado otro "papel" para la musicoterapia, el de ayudar al personal médico "que ya está empezando a tener secuelas por lo que ha vivido" y la música "puede ayudar a que lo expresen y lo saquen afuera, porque lo necesitan".
A pesar de todo el trabajo que ya desarrollan terapeutas musicales en muchos campos, y de lo que pueden aportar en situaciones como la actual, su disciplina se incluye en las denominadas "terapias alternativas" que en España no cuentan con el mismo reconocimiento que en otros países, lamenta.
"Poco a poco, con el paso de los años, la evidencia sobre nuestro trabajo se va viendo y afortunadamente en España ya hay 14 musicoterapeutas que trabajan en UCIs de hospitales, aunque desde que se decretó el estado de alarma no pudimos entrar en ellas", explica.
Noticias EFE